miércoles, 21 de octubre de 2015

RECETARIO DEL OFICIO DE JUZGAR (V)



Código judicial o recetario del oficio de juzgar
(Tercera Parte)

6º.- El juez ha de actuar dignamente en todo tiempo y lugar, de manera que preserve el prestigio del Poder Judicial que encarna y representa.
Puede sufrir contratiempos en los que no sea fácil mantener el equilibrio, pero es peor no comportarse adecuadamente. Es seguro que a lo largo de su vida el juez recibirá varias clases de golpes, en la espinilla, en el hígado, en el corazón, mas de todos ellos sacará saludables consecuencias si acierta a digerirlos con serenidad.

7º.- El juez  debe aspirar al ascenso en función de su capacidad intelectual y servicios prestados a la Justicia.
El juez está al servicio de algo que no de alguien. A los altos cargos judiciales ha de llegar en función de lo que de veras se vale y no por afinidades o afanes judiciales que de él se esperan. No olvide el juez aquello que Séneca decía de que el hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo.

8º.- Ha de ser el juez absolutamente discreto, tanto sobre los secretos de los asuntos de su competencia, como en el día a día de su función.
Debe huir de la ruleta de la popularidad, esa noción que no es más que gloria en calderilla. La autoestima del juez, como cualquier mortal, nunca sobra, pero jamás la derroche con prodigalidad. El juez obsesionado por brillar en sociedad o que sólo se mueve para abrir telediarios, al final será devorado, sin pena ni gloria. La figura del superjuez  puede ser  magnifico personaje literario, pero, en sentido auténtico, es una muesca carnavalesca muy ajena a la Justicia.

9º.- Debe el juez ejercer su libertad de expresión de manera compatible con la sobriedad de su cargo.
Se abstendrá de hacer en público, sólo o en cuadrilla, declaraciones o comentarios que hagan dudar de su ecuanimidad. Cuando el juez desborda las posibilidades que el estatuto judicial le ofrece, en torno a él se forma un enorme vacío y su trabajo, primero aplaudido, termina cayendo en la más absoluta indiferencia. Calle el juez antes que se deforme. La Justicia no es una feria, ni un museo de figuras de cera.

Fuente: Diario El Mundo