Código judicial o
recetario del oficio de juzgar
(Tercera Parte)
6º.- El juez ha de actuar dignamente en todo tiempo y lugar, de manera que preserve el
prestigio del Poder Judicial que encarna y representa.
Puede sufrir contratiempos en los que
no sea fácil mantener el equilibrio, pero es peor no comportarse
adecuadamente. Es seguro que a lo largo de su vida el juez recibirá varias
clases de golpes, en la espinilla, en el hígado, en el corazón, mas de todos
ellos sacará saludables consecuencias si acierta a digerirlos con serenidad.
7º.- El juez debe aspirar al ascenso en función de
su capacidad intelectual y servicios prestados a la Justicia.
El juez está al servicio de algo que
no de alguien. A los altos cargos judiciales ha de llegar en función de lo
que de veras se vale y no por afinidades o afanes judiciales que de él
se esperan. No olvide el juez aquello que Séneca decía de que el hombre más
poderoso es el que es dueño de sí mismo.
8º.- Ha de ser el juez absolutamente discreto, tanto sobre los secretos
de los asuntos de su competencia, como en el día a día de su función.
Debe huir de la ruleta de la
popularidad, esa noción que no es más que gloria en calderilla. La autoestima
del juez, como cualquier mortal, nunca sobra, pero jamás la derroche con
prodigalidad. El juez obsesionado por brillar en sociedad o que sólo
se mueve para abrir telediarios, al final será devorado, sin pena ni gloria.
La figura del superjuez puede ser
magnifico personaje literario, pero, en sentido auténtico, es una muesca
carnavalesca muy ajena a la Justicia.
9º.- Debe el juez ejercer su libertad de expresión de manera compatible
con la sobriedad de su cargo.
Se abstendrá de hacer en público,
sólo o en cuadrilla, declaraciones o comentarios que hagan dudar de su
ecuanimidad. Cuando el juez desborda las posibilidades que el estatuto judicial
le ofrece, en torno a él se forma un enorme vacío y su trabajo, primero aplaudido,
termina cayendo en la más absoluta indiferencia. Calle el juez antes que se
deforme. La Justicia no es una feria, ni un museo de figuras de cera.
Fuente: Diario El Mundo