La sesión del juicio
oral de Afinsa del pasado miércoles día 2 de marzo no por esperada fue menos cruel
y humillante para el conjunto de investigados y
las 190.022 víctimas de la intervención de Afinsa.
Las crónicas de
nuestros compañeros de Anvifa, Assafo, Canal Afinsa, Mercado de Dinero y
nuestra compañera Almudena Martín lo describieron y dejaron suficientemente
claro.
No vamos a incidir
por tanto en lo ya conocido, por el contrario, si queremos realizar algunas
reflexiones de todo lo que aconteció en la citada sesión.
Sólo intervino, como testigo, la inspectora de la AEAT
que originó con su informe la denuncia de la Fiscalía y la posterior
intervención de Afinsa.
Era de esperar la
línea seguida por la inspectora en su declaración, no podía desdecirse de sus
informes, de todos, aunque matizó que
podía ampliar o modificar los mismos,
¿en qué sentido? ¿Qué quiso decir? A lo
mejor es que la “conciencia” empieza hacer mella y en diez años uno se da cuenta de lo que ha hecho.
Lo sorprendente y
llamativo fue ver a la inspectora con una aparente seguridad de quien se sabe
conocedor de antemano de lo que se le va a preguntar, su soltura en las
respuestas, su rapidez a la hora de coger y mostrar sus ordenados documentos,
hacen presuponer (no es que seamos
malintencionados) que el guión lo
llevaba aprendido y estudiado, vamos que contestaba sabiendo que estaba
protegida por la red, como en el circo, lo triste es que aquí circo, circo,
ninguno.
Proseguimos, el Sr. Fiscal
por fin tranquilo, sonriente, tenía
lo que tanto tiempo llevaba esperando y no ha conseguido en el
juicio, un testigo que no le incomode,
le desagrade y sobre todo que sostenga la insostenible intervención, aunque sea
sin pruebas. La dejaba hablar y hablar
hasta que la inspectora consideró oportuno y el Sr. Fiscal tan
satisfecho ¡¡¡ vaya logro!!!
Volviendo a la
testigo (la inspectora), algo no encajaba:
¿De qué
se reía al declarar?
Quizás de la ruina
de 500.000 personas.
Quizás de los suicidios producidos por la
intervención.
Quizás del drama
social que ha supuesto la intervención.
Quizás del
sufrimiento de todas las víctimas de la intervención.
¿Qué es lo que le hacía tanta gracia?
Saber que estaba
contestando a un guión “ad hoc” especialmente dispuesto para un determinado
fin.
Saber que contaba de
alguna forma con la complicidad del fiscal.
Y sobre todo, lo más
vergonzoso, saberse experta en filatelia (algunos expertos llevan toda su vida
en el sector y todavía tienen dudas) “porque
de pequeña coleccionaba sellos” (habrase visto semejante majadería).
Sr. Fiscal, Sra. inspectora, nadie puede convencer a
los demás de lo que dice si no está plenamente convencido, lo contrario es
hipocresía y cinismo y al final eso se nota y lleva a la persona a la pérdida
de credibilidad de sus argumentos, si es que se tienen, que no es el caso.
Los supongo que ……..,
podría ser ……….., pero entiendo que ………., tendrán de forma necesaria que dar
paso, el próximo martes día 8 de marzo, cuando la Sra. inspectora vuelva
a declarar, a respuestas concretas y claras, no a elucubraciones. No se puede
ir por las ramas, deberá contestar de forma adecuada, con un mínimo de respeto
y decoro que merece el Tribunal, no se
dedique a hablar y hablar cuando se la
pregunte, el martes no tendrá un guión en el que apoyarse estará sin red de
protección, entonces veremos.
Nos gustaría que el Tribunal escuche de una vez la verdad de la intervención y no las
desnortadas respuestas que dio la Sra.
inspectora que, esperamos no sean tomadas en cuenta. Tenemos confianza que el Tribunal estará a la altura
de lo que las víctimas de la intervención esperamos de él.
Mientras ese momento
llega, Sr. Fiscal, Sra.
Inspectora;
¿De qué se reían ustedes?
¿Qué es lo que les hacia tanta gracia?
Nos gustaría conocer
la respuesta, aunque nos tememos que ya la sabemos.